Lo he dicho mil veces y no me importa repetirlo: cuando dos personas saben jugar a esto después de tantos años, quien termina por decidir un partido es la suerte. Tampoco es casual que el resultado que más se repite cuando juego con mi hermano es el empate, pero claro, aquí no hay empate que valga.
La suerte fue mala, tirando a funesta. Un festival de 1s insólito, inusual, pero solo porque los dos tuvimos la misma negra fortuna. Mi primera tirada del partido fue un 1 y necesité usar la segunda oportunidad. Para el turno 3 ya había consumido todas.
Eso hizo que la primera parte fuese bastante rapida, porque, al final, muchos turnos pasaban al perder la posesión y nos pasaba a los dos así que al menos tanto gafe estaba repartido. No fue como el típico partido en el que a tí te sale todo, al otro nada y tu te sientes hasta avergonzado de que los dados estén a tu favor. Aquí nos odiaban a los dos, con lo que no había sentimiento de culpa.
La segunda parte fue algo más trabada pero, después de una jugada de fantasía -lo que es fácil cuando tienes a un tío de agilidad 5- logramos un pase largo para anotar nuestro único TD de la jornada. A los eskupealmas les costó pero, a dos turnos del final, lograron el empate. Desde luego, por empuje, el resultado fue merecido.
Como dice la sangre de mi sangre, fue irónico que en un partido plagado de unos,el resultado en el tiempo reglamentario fuese empate a 1.
El tiempo extra lo empezaron los Silvanos atacando pero el tiempo cambió de improviso y comenzó a caer la mundial. Llovía como si se acercase el Apocalipsis, quizá fuese un signo de apoyo a los Eskupe Almas, que ya sabemos que son muy de esas cosas apocalípticas y siniestras.
No pudimos llegar a anotar, de hecho, perdimos el balón muy cerca y los elfos oscuros lograron devolver la pelota casi al centro del campo. Ahí se formó una buena, casi una melee. Una lucha importante por el control del balón que, tras cambiar varias veces de dueño, terminó en manos oscuras.
Es cierto que, con todo el historia del partido, y encima lloviendo, los Eskupe almas podrían haber sido más conservadores pero se arriesgaron. Intentaron la jugada dificil para anotar en ese turno y no esperar a que los pocos silvanos que quedaban -tremenda superioridad numérica de los oscuros durante todo el partido, por cierto- pudiesen llegar a su zona.
Entrega de balón, pase y un par de esquivar para llegar a la Endzone. El que se arriesga suele llevarse el gato al agua, los Eskupealmas lo hicieron.
Así que, tras lograr el liderato y jugarnos las habichuelas contra el, según la clasificación, peor equipo de las eliminatorias, ellos se plantan en la final y nosotros en la calle.
¿Justicia? Sí, toda. Finalistas con total merecimiento y, espero, campeones.