Los tres puntos conseguidos ante Italia no podian tapar las carencias de este equipo, y quedaron demostradas en el encuentro contra los Belgas.
Inglaterra tardó horrores en lograr controlar un poco el juego. Los primeros minutos fueron de un demoledor control belga jugando de forma constante en el área inglesa, llegándo incluso a forzar hasta 4 corners seguidos. Ninguno de estos saques de esquina terminarían en gol pero sí una veloz internada de Hazard que lograría batir por el palo corto a Hart.
Aun así, el gol puso tranquilidad al partido, Inglaterra se rehízo y pudo comenzar a tener más posesión del balón y a generar peligro en un área y bajo unos palos bien protegidos por Courtois que salvó unas cuantas ocasiones.
Ya en la segunda parte, tras los cambios belgas, Lukaku, recien entrado en el terreno de juego fue expulsado por una fea entrada que el trencilla sancionó con roja directa. Tampoco los belgas notaron su ausencia en ataque, pero si que fue con uno menos cuando Rooney aprovechó uno despiste de la zaga tras un saque largo para ganar el cara a cara contra el portero del Atlético de Madrid.
Con todo igualado, en el mejor momento inglés llegaría el 2º de Hazard en una jugada idéntica al de su primer tanto que haría tambalear por completo el castillo de naipes inglés, que encajaría el tercero en los minutos finales y sin nada que perder, obra y gracia de De Bruynen.