A estas alturas ya todo el mundo conoce la noticia de la muerte de D.Joan Antoni Samaranch, ex-Presidente del COI.
Este mensaje sólo pretende mostrar parte de la admiración que muchos ciudadanos del mundo en general, y los barceloneses en particular, sentimos por lo que ha significado este hombre: fué el principal artífice de que Barcelona fuese ciudad olímpica en 1992.
Para aquellos que hemos conocido esta ciudad de espaldas al mar, con la montaña de Montjuic dedicada más a ser terreno de auto-escuelas y paseos dominicales, o simplemente estábamos a años luz de Londres, París, New York o Madrid, la irrupción de las Olimpiadas en Barcelona significó no sólo una inyección económica y social, sino una proyección absoluta de una ciudad moderna, cosmopolita, con historia pero también con futuro.
En estos días se hablará hasta la saciedad de su figura. Incluso se recordará su pasado como miembro del gobierno de Franco. En cualquier caso, prefiero quedarme con lo que significó para un joven de 16 años aquel día de octubre de 1986, que ante la expectación del planeta dijera aquello de "a la ville de Barcelona".
Descanse en paz.
Este mensaje sólo pretende mostrar parte de la admiración que muchos ciudadanos del mundo en general, y los barceloneses en particular, sentimos por lo que ha significado este hombre: fué el principal artífice de que Barcelona fuese ciudad olímpica en 1992.
Para aquellos que hemos conocido esta ciudad de espaldas al mar, con la montaña de Montjuic dedicada más a ser terreno de auto-escuelas y paseos dominicales, o simplemente estábamos a años luz de Londres, París, New York o Madrid, la irrupción de las Olimpiadas en Barcelona significó no sólo una inyección económica y social, sino una proyección absoluta de una ciudad moderna, cosmopolita, con historia pero también con futuro.
En estos días se hablará hasta la saciedad de su figura. Incluso se recordará su pasado como miembro del gobierno de Franco. En cualquier caso, prefiero quedarme con lo que significó para un joven de 16 años aquel día de octubre de 1986, que ante la expectación del planeta dijera aquello de "a la ville de Barcelona".
Descanse en paz.
