Sigue la racha. Incongruentemente hemos perdido un partido que nunca merecimos perder. No al menos en el tiempo regular. Seguimos padeciendo las miserias del NHL, que al igual que en el 13, sigue siendo inexplicable. Penaltis por todo y hasta penaltis cuando suelto el mando a falta de 2 segundos para llegar al final del periodo. Pases que siempre son cortados mientras nuestra defensa parece jugar sin palos. Hits que a pesar de mandar al rival al hielo, acaban con nosotros perdiendo la pastilla. Y de nuevo el maravilloso efecto Dios de los porteros rivales.
Y todo esto desaparece en las partidas igualadas... Lo dicho, inexplicable. El unico consuelo es que daba igual hacerlo bien que mal, los PO no los iba a disputar de ninguna de las maneras.