"No cabrees al chino""El arte de la guerra" por Yi
J. J. Spantos/ CHARLOTTEPartido con un antes y un después.
Comenzaba el partido taciturno con las ideas bastantes claras por parte de los Clippers, con apretar un poco el acelerador en determinados momentos nos llevaríamos la victoria de la casa de los gatos bobos, así que tal letargo provocó que los primeros compases del partido fueran para los chicos de Grey, los Clippers comenzaron a despertar de su perpetua siesta, para recortar y colocar una diferencia de puntos más o menos tranquilizadora.
Debemos decir que solo Baron Davis se comportaba en el equipo, los demás desaparecidos en combate, nadie acompañaba al base angelino y él solito llevaba a los suyos hacia un marcador favorable.
Pero empezó el segundo tiempo y los locales empezaron enchufadísimos, los Clippers fatal y con ello recontaban las diferencias de más de diez puntos para ponerse a tan solo a cuatro, entonces el manager local, sin duda motivado por el alboroto de su público, se dirigió al banquillo visitante con aire altivo y prepotente, y mientras se subía los pantalones hasta los sobacos le dijo a Parlarocha: “a Parla a mamarla”.
Bufff….esto encendió al coach de los Clippers que miró al banquillo y saco la arma secreta, el chino Yi. El hombre estaba tranquilo en el banquillo, haciendo un Sudoku en un periódico chino, entonces le miro y le dijo: “mira, me ha dicho el coach rival que los chinos que mueren en este país luego lo ponéis como cerdo agridulce”, podemos saber que el chino dijo “es verdad”, cambió de táctica Parlarocha y le dijo “además ha dicho que los chinos la tenéis pequeña”, Yi respondió “es verdad”, nadie podía motivar al chino con sangre de horchata, “también ha dicho que los Sudokus son japoneses y no chinos”, y eso fue definitivo, los ojos de Yi se bañaron en sangre, su pelo se ericzo y se puso de color amarillo como Goku, tal herejía además de no ser real, era un ultraje para toda la filosofía china, te puedes meter con Confucio, pero meterse con los Sudoku en motivo para una III Guerra Mundial.
Salió el chino y la ostia!! Anotaba todo, que tiparraco!, se le puso de cuatro, y demostró que es una máquina de matar, con la técnica del saltamontes que no salta, aprendida en las tierras tibetanas con los monjes budistas, anotaba sin cesar, era maravilloso, y a su memoria le vinieron los cerezos florecidos de su tierra natal, ese holor a pan chino recién hecho y a su padre vomitando producto de la borrachera de licor de arroz de la taberna. MARAVILLOSO.
Yi comentó al final del partido: “existe un proverbio chino que dice:
no cabrees al chino”, más verdad que un santo.