Minnesota Vikings (Greypilgrim)

Primer partido en un torneo de Madden en muchos años. Lo que pasó no te sorprenderá.


Paliza tremenda. No esperabamos ganar, esa es la verdad. Demasiado tiempo lejos del Madden. Sí, habíamos agotado las 10 horas del EA Access, pero ni por esas. Estamos muy oxidados y se notó. ¡Si es que ni sabíamos pasar bien!

Buscar excusas en la ausencia de Bradford o Kendricks tampoco es válido. La de Kendricks quizá es la más llamativa porque fallamos muchísimo en defensa, pero en ataque tampoco es que nos fuese mejor.

Peterson apenas podía ganar yardas. La mayoría de sus intentos de carrera terminaban perdiendo terreno en lugar de ganarlo. En el juego aereo tampoco nos fue mejor. 5 intercepciones para Bridgewater y una colección de drops bien repartida en situaciones con ventaja.

A todo eso hay que sumar una muy buena defensa de Kansas que nos limitó en todo momento. Ni por tierra ni por aire.

En cuanto a nuestra defensa, mal también. Empezamos con una buena intercepción pero a partir de ahí, nada que hacer. Jamall Charles atravesaba nuestras lineas como un cuchillo caliente la mantequilla, y Maclin nos pilló en varias ocasiones con la misma jugada y con vía libre para la endzone. Eran situaciones que, sobre el papel, estaban bien defendidas ¿Por qué estaba tan solo? Una incógnita.

En cualquier caso, incógnitas aparte, una paliza de tal calibre es fácil de explicar. Cuando los resultados son más ajustados y pierdes, puedes pensar en fallos puntuales pero no en este caso. Es como el 5-0 o el 2-6 del Barça al Madrid, o el 4-0 en el Calderón, también al Real Madrid. Todos son casos en los que solo había un equipo en el campo que lo hacía todo bien mientras el otro lo hacía de pena. Pues en este caso, lo mismo.

Ahora, a pensar ya en el siguiente y esperando que, al menos, seamos mínimamente competitivos y no unos "Buraces*" cualquiera.

*Chiste para veteranos del Madden y el foro.

El enfermo progresa, que no es poco. Continua en la UVI aunque parece que pronto le pasarán a la UCI, o eso esperamos.

Nuevamente nos pasaron por encima y la defensa dejó mucho que desear. Esta vez no se podía culpar a ninguna baja en la zaga, símplemente, nos fue imposible detener el ataque de los Cowboys. Eso nos dejó un bonito rosco en el primer cuarto y 20 puntos en contra. No fueron 21 porque los extra points, también se fallán. "¿Lo veís?", diría Blair Walsh si aún estuviese en las Ciudades Gemelas.

En ataque tampoco es que fuesemos mucho mejor. Peterson acumulaba yardas sí, pero negativas. Bradford, en su primera titularidad de la temporada, hacía lo que podía pero el cuerpo de receptores no respondía. Muchos drops en situaciones sencillas aunque ya vemos que estos receptores vikingos no sirven para aguantar la bola y un placaje a la vez. O una cosa y otra, las dos no.

Por suerte la cosa mejoró, al menos para resultar competitivos. La defensa se ajustó y el ataque comenzó a calibrar. Peterson corría, encontraba huecos de vez en cuando y Bradford -y los receptores- lograban mantener el drive vivo. Al menos pudimos anotar. Los Cowboys también pero, nuevamente, la conversión se marchó fuera. "Le pasa a cualquiera", diría Walsh.

Más de lo mismo en el tercer cuarto, con mejor suerte en los pateos. Buena imagen ofensiva pero un par de errores nos condenaron y permitieron que los de Dallas anotasen de nuevo. Imposible reducir distancias así.

Algo de eso hubo en el último cuarto. Dos TD seguidos del ataque de los Vikings hicieron soñar a los aficionados desplazados a Texas que "algo" se podía hacer. 13 puntos que habrían sido 14 de no ser por el extrapoint fallado -raro era que no fallasemos alguno- y, como no, los Cowboys también anotaron en este cuarto, fallando la conversión también. "Será por no abusar", comentaba Walsh desde su sofá.

Así que alegría por un lado, porque al menos esta vez no fuímos un sparring que no devolvía los golpes, pero decepción por el otro por permitir un primer cuarto tan lamentable en defensa. Ahí fue, realmente donde se perdió el partido, concediendo 20 puntos sin respuesta.

Pero en conjunto no ha estado mal la cosa. El partido fue divertido, no fue un paseo para ninguno y eso es lo realmente importante.

El paciente ha abierto los ojos y, si no hay complicaciones, quizá pueda empezar a respirar sin ayudas. Sin precipitarse.

Primera victoria de la temporada, lo esperado teniendo en cuenta el rival. Y no decimos esto como menosprecio ni a Baby ni a los Texans, es simplemente que era el único igual de oxidado que nosotros y contra el que existían más posibilidades de cambiar el dígito de cero a uno en el casillero de partidos ganados.

Aún así toco sufrir, nadie dijo que fuese a ser sencillo. Se notó la baja de Kendricks en defensa y, quizá, los Texans notaron la ausencia de Ossweiller en ataque, aunque eso fue para bien. Savage hizo un gran partido manteniendo siempre vivo el ataque tejano. Los receptores de Houston volvieron loca a nuestra defensa y el primer drive solo podía terminar en TD.

La primera posesión de los Vikings tras esa anotación fue infame y acabó en intercepción. Nuevamente, con el balón en manos de Savage, fuímos incapaces de parar a la ofensiva local y nos hicieron el segundo Touchdown del encuentro. Por suerte fallaron la conversión, algo que a la postre resultaría crucial.

Los Vikings mientras no hacían un buen partido ni en ataque ni en defensa. Lograron anotar un Field Goal y solo tuvieron otra aproximación que terminó en otra patada a palos y que acabó desviada. Por suerte, los Texans comenzaron a desinflarse tras el ímpetu inicial y tuvieron idéntico resultado que los de Minnesota en este segundo cuarto: 2 FG, 1 errado.

Bradford seguía acumulando intercepciones, perdió el balón en un fumble -recuperado por los Texans-, Peterson no lograba abrise hueco y el cuerpo de receptores de los Vikes perdían más balones de los que recibian. Un desastre, vamos.

Pero el tercer tiempo fue mejor. Los Vikings anotaron, aunque también lo hicieron los Texans pero al equipo se le vió otra cara. La mejoría se confirmó en el último cuarto cuando, Bradford confirmó la remontada dejando el marcador en 24-23 a dos minutos para el final.

Tocaba defender y volvieron a aparecer los fantasmas del primer cuarto. Savage movía las cadenas como quería, sin que pudiesemos hacer nada. Los WR tampoco perdían el balón al pesar de recibir golpes importantes mientras recepcionaban la bola. Lo ideal si lo comparamos con los Vikings y las manos de piedra de Diggs y Patterson.

Pero como un gol de Griezmann en el 85, como un cabezazo de Miranda en la prórroga marcando el gol de la victoria y callando a un Bernabéu que, sin saberlo, cumplía su "sueño" de buscar "rival digno para derby decente", ahí apareció Sendejo, interceptando a Savage justo cuando más lo necesitaba el equipo y facturando la victoria rumbo a Minneapolis.

No lo mereció durante todo el partido, igual que algunos títulos que tampoco se merecen y sin embargo se ganan (ya sea por tantos antirreglamentarios o errores arbitrales que no vienen al caso), pero los Vikes, remontaron lo imposible. Remontaron un partido plagado de errores que, al final, se lo llevó el equipo que simplemente cometió un fallo menos que el rival.