En un partido entre orcos y enanos se pueden esperar dos cosas:
1.- Muchos placajes, mucha violencia
2.- Pocos TDs
El guión se cumplió a la perfección. No hubo que lamentar heridos de gravedad. Dos equipos con tanta armadura es complicado que llenen las enfermerias, aunque algunos terminaron allí. Sin lugar a dudas el más perjudicado fue un corredor enano que se perderá el próximo partido, pero más allá de esto, poca cosa reseñable en este apartado.
En el capítulo de los TDs, uno y gracias. Y al final de partido, sin tiempo de reacción. Los orcos tuvieron su oportunidad, pero cuando se depende de una tirada para esquivar de 3 o más y sin segundas oportunidades, se tiende a fallar. Encima el balón rebotó lo suficiente para acabar donde Cristo...perdón, Kristo, que somos orkos, pegó las tres voces. Imposible recuperarlo para anotar antes del descanso.
Segunda parte y posesión para los enanos. Posesión larga y dificil de robar. Los enanos montando una caja son duros de pelar. Encima nos íbamos quedando sin efectivos gracias a los amigos matatrolls y su frenesí a la hora de empujarnos del campo. Además, el turno lo empezaban los enanos, lo que significaba que nuestros orcos empezaban nuestros turnos levantándose y poco más.
Eso provocó el avance lento pero seguro de los enanos. Aún con todo, tuvimos nuestra oportunidad y logramos hacer perder la pelota al enano que pretendía llevarla con sus patitas cortas a la línea de TD. La mala noticia es que el rebote cayó en el peor sitio posible para tratar de recuperar la bola. Los enanos si lo hicieron y se la jugaron a un pase. Pase que no salió pero dejó la pelota cerca de un Barbalarga de esos de agilidad 2 descolgado cerca de la zona de anotación.
Quedaban un turno para cada equipo. La jugada estaba clara: coger el balón con el enano de Agilidad 2, tirada de 4 o más (50%) y sin segundas oportunidades.
¿Ante esto que haces? Pues nada. Envainartela. Levantarte y aplaudir. No hay más.
Quizá lo más justo hubiera sido un empate. Y puestos a tirar de espectacularidad, lo ideal habría sido empatar lanzando un goblin, pero de todos los sitios donde podía haber ido el balón en la patada incicial, fue donde no llegábamos. Es más, para hurgar más en la herida, la pelota se quedó a una casilla de salir del campo pero no lo hizo. Más aún, intentamos el pase rastrero para conseguir, al menos 1 punto de experiencia, un pase sencillo. Que no salió bien. Vamos que nos cubrimos de gloria.
Aún con todo, lo mejor que se puede decir es que hemos salido indemnes de un partido con aires de batalla. Veremos las siguientes jornadas si somos capaces de levantar el suelo a golpes. A golpes contra los rivales, claro.